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Editorial del Programa ECOS del día 26 de Febrero de 2009

 

Estaba pensando en el tiempo.
A qué viene esto?
Tenemos cierto homocentrismo que hace que creamos que todo “está bajo control”, que “Hay tiempo después, para algunas cosas”…
Que los ciclos de la naturaleza siguen tan lentos e idénticos a si mismos, año tras año y siglo tras siglo, que “tenemos tiempo” para actuar.

Remeda a la situación de una familia que sospecha que el adolescente anda “en cosas raras”. Pero que, por miedo a enfrentar la realidad… no pregunta. No averigua. Total, “hay tiempo”.

Hicimos más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
En 50 cortos años llenamos de residuos nucleares el planeta, el mar, las minas de sal, y desparramamos por ahí.
Desaparecimos miles de especies. Y cuando digo desaparecer, digo desaparecer.
Echamos al mundo miles de sustancias químicas de síntesis, la mayoría letales.
Matamos ríos, arroyos, bosques, con una velocidad demencial.
Tenemos epidemias de enfermedades tropicales matando gente.
El cáncer, las asmas y las alergias, así como las intoxicaciones letales, son moneda corriente. Y seguimos pensando que todavía tenemos tiempo.

Pensaba todo esto por dos cosas:
una, pasó enero, pasó febrero y la ordenanza de las fumigaciones, sin reglamentar. Uno, dos, concejales le ponen el cuerpo al tema, hicimos reuniones técnicas para poder redactarla nosotros, los ciudadanos rasos organizados en la forma de ongs. pero, ¿saben? He llamado sistemáticamente al Concejo Deliberante cada día en las últimas dos semanas. Quise hacer la prueba. A ver cuándo podían atenderme los que debían atenderme. Y no lo logré.
Y pensaba: claro! Tienen cosas más importantes que hacer.
Y vuelvo al principio. Los temas ambientales, si no son Gualeguaychú o Riachuelo, ¿no ameritan prisa?
¿No se dieron cuenta que reacomodaron las áreas municipales y la de medio ambiente quedó en el limbo? Así como lo oye. Se “olvidaron” del área ambiental, dejando a su -hasta ahora- responsable, deambulando como el judío errante por el municipio, buscando a alguien que le ayude a solidificar su oficina que se le volatilizó. Esto que pasa en este pedacito de territorio nacional llamado General Pueyrredón, se repite y es la generalidad en cualquier rincón que busque.

La otra cosa que me llevó a pensar en el tiempo y en los anteojos de “soloverlosnegocios” que se suelen poner los que ocupan bancas, diputaciones, presidencias, ministerios, es la mala noticia del levantamiento de Horizonte Sur, el programa conducido por Jorge Rulli del Grupo de Reflexión Rural, cada domingo, a las 11 de la mañana en Radio Nacional. Desde hace 4 años en ese espacio – de la radio publica- cuenta y desenmascara las trapisondas que hacen los poderosos de turno con las corporaciones de turno, en el agro, la minería, las represas, los químicos peligrosos. En la radio pública.
Y empezando un año de campaña, amigos míos, eso sí que no puede seguir así. Afuera con Horizonte Sur.

 

Levantaron el programa en Radio Nacional conducido por Jorge Rulli del GRR

 

En eso pensaba cuando hablaba del tiempo.
Hicimos bolsa el planeta y no nos damos cuenta que la misma raza humana corre
peligro? Que se nos acaba el tiempo? Que efectivamente correremos la suerte del dodo o del dinosaurio si no revisamos las cuentas?
La humanidad decidió destronar a la naturaleza y a la Vida, y entronar al mercado, y el Mercado, como un saturno voraz, se está comiendo a sus hijos aprovechando la mano invisible que le inventó la historia.
Pero se siente.
Ese saturno se multiplica en cada corporación y necesita que estemos ocupados en los pequeños escritorios de los gobiernos locales para distraernos mientras se come al mundo.
Por eso, cuando veo con pena que en vez de empezar a mover un cachito para el lado de la Vida , los funcionarios funcionan para cosas “importantes” y de tapa de diario… mientras los aludes arrasan gente, los soles provocan cáncer de piel, las napas de arruinan para siempre, los chicos se mueren fumigados, los tornados se llevan almas, y los indígenas se quedan sin bosques.

Ahí nos queda el rol del óxido. Lenta, pero implacable, derriba puentes de fierro.

Sigamos quejándonos ante la única radio pública. Sigamos llamando al Municipio, cada día. No nos resignemos a pensar que estamos esperando a un Godot que jamás vendrá.