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Editorial del Programa ECOS del día 21 de Septiembre de 2010

 

¿Somos cómplices o víctimas debido al ocultamiento?
Energía nuclear

 

 

La Agencia de Noticias Biodiversidadla publicaba el otro día un documento llamado “La energía nuclear en la sociedad del riesgo” creado por el Programa Cono Sur Sustentable como presentación de la colección Pensar la Energía, una serie de publicaciones para repensar un desarrollo sustentable para la región.
Las centrales nucleares, señala el informe, sólo llegan a desarrollarse en la medida que los costos reales de su construcción y existencia quedan ocultos. Asuntos tan importantes como el manejo de los residuos, el desmantelamiento de las instalaciones y el mantenimiento de la seguridad no son tenidos en cuenta. De serlo, revelarían lo "descabellado" que resulta pensar en la nuclear como una energía alternativa.
"No se trata de entender la gestión del riesgo nuclear únicamente como una obra de ingeniería, sino como un proceso social y político complejo que necesariamente implica un debate de fondo", señaló nuestro amigo Pablo Bertinat del Taller Ecologista de Rosario.
A pesar de los riesgos que representa para la sociedad, la energía nuclear prospera segura de ejercer un "total control" de los procesos y de estar libre de toda incertidumbre. El planteo de este documento, es que lejos de concernir únicamente a técnicos, empresarios o científicos, se trata de un problema crucial para el conjunto de la población.
"Con Pensar la energía intentamos alertar sobre cuáles son las falsas opciones que vemos en las alternativas energéticas vigentes", explica Pablo.
Para él, “sociedad del riesgo es un conjunto de conceptos vinculados a la idea de que un número importante de avances científicos se han dado sin el debate necesario. Es una situación de mucha vulnerabilidad en la que, por un lado, hay avances científicos que parecieran ser muy importantes, pero no hay, por el lado de la sociedad, un debate y una comprensión profunda de estos avances y los riesgos que implican. La sociedad se encuentra al margen de los debates sobre estos avances. Nosotros hemos trabajado el tema de la energía nuclear alertando con el tema de los residuos, alertando con el tema de la proliferación nuclear, de la minería. Lo que queremos poner en debate es cuáles son los riesgos admisibles en el desarrollo.
Esto tiene que ver con una discusión mucho más amplia que está puesta sobre la mesa desde hace muchos años, en los cuales los avances tecnológicos han generado dudas respecto a si se justifica o no avanzar en determinado sentido más allá de que la ciencia tenga la posibilidad de hacerlo.

Leyendo este documento, uno puedo empezar a reflexionar:
A mi ¿me preguntaron si quería recibir en mi casa energía de origen nuclear? ¿Me dijeron que para que yo reciba esos Kw. hay gente que se contaminó en torno a las minas de uranio sin remediar? ¿Me contaron que para experimentar esta energía, arrojaron a un agujero en la tierra residuos líquidos radiactivos, que contaminaron el subsuelo de La Matanza, Ezeiza y gran parte del conurbano con uranio enriquecido?
¿Me dijeron que la CNEA no disponía de recursos para hacerse cargo de sus pasivos ambientales?
¿Me dijeron claramente que para que yo reciba en mi casa esa partecita de energía del total, hay gente enferma, hay residuos sin saber donde meterlos, hay manifestaciones públicas, hay cánceres, y por encima de todo, hay desconocimiento y ocultamiento?
¿Me lo dijeron?
No, no me lo dijeron.
¿Hasta cuando seguiremos con el ejemplo de la res en el brete?
¿Cuántos marrones más nos van a dar por la cabeza sin decírnoslo?