Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 8 de Agosto de 2015

 

UNL-CONICET revela daños de los OMGs

 

 

Hace rato que venimos siguiendo el problema de los transgénicos, pero vamos más allá hoy, porque una investigación de la Universidad nacional del Litoral-CONICET indica que el uso del maíz transgénico en Argentina daña seriamente el ecosistema debido a la toxicidad de una bacteria muy usada para combatir mosquitos, que fue introducida por manipulación genética en el maíz Bt, de gran distribución en el país.
Pensados para matar mosquitos y eliminar las larvas de las mariposas que se alimentan de hojas o tallos de los cultivos, los transgénicos terminan afectando a las ranas, las lombrices, generando resistencias en algunos insectos, o fomentando el desarrollo de otros.
El investigador del Conicet Rafael Lajmanovich, quien es Profesor Titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral comentó la relevancia de un trabajo de investigación que justamente es sobre los transgénicos, tan luego ahora que nuestro país está aprobando modificaciones genéticas en el maíz.
Los científicos sugieren que las toxinas pueden impactar de manera masiva en los ecosistemas, sin excluir daños en los alimentos de las personas.
Lajmanovich estudia embriones, principalmente de ranas, desde hace 30 años, y advierte la incidencia negativa que sufren de los químicos usados en la agricultura. También estudia el uso pesticida de bacterias como Bacillus thuringiensis. Y concluye que la exposición a la formulación comercial del bacilo Bt, incluso a bajas concentraciones y por un período relativamente corto, puede inducir genotoxicidad y daño intestinal en renacuajos de la rana común.
La investigación recuerda que el uso mundial de pesticidas asciende a cerca de dos millones de toneladas por año. La mitad del comercio de plaguicidas implica biopesticidas, y más del 60% de este comercio está relacionado con Bacillus thuringiensis, que es una bacteria común en el suelo. Sus esporas contienen proteínas tóxicas para ciertos insectos. Estas proteínas, denominadas "Cry" o cristal paraesporal, se activan en el sistema digestivo del insecto y se adhieren a su epitelio intestinal. Así provocan la formación de poros en el tracto digestivo larval, alteran el equilibrio osmótico del intestino. De allí a la parálisis del sistema digestivo del insecto, que ya no se alimenta y muere. Además, las toxinas que producen estas plantas, pueden afectar a los insectos benéficos que ayudan al control de plagas en los cultivos.
En el mundo se usan de 70 a 300 toneladas métricas de producto formulado por año, con ese fin. Ya no es el natural que estaba en la tierrita.
Y hasta ahora, se afirmaba que era inofensivo para todsos menos para las larvas de mosquitos.
Pero ahora, estos estudios provocarán nuevos debates en torno de los insecticidas y la manipulación genética.
En el mundo, no se han realizado estudios suficientes que evalúen estos posibles efectos y su impacto en los ecosistemas.
Ni, a como van las cosas, se realizarán hasta que las empresas que venden este tipo de productos hayan terminado de hacer sus negocios, me temo…