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Editorial del Programa ECOS del día 23 de Abril de 2016

 

Corpus NO. ¿Qué parte del NO, no entienden los políticos en Misiones?

 

 

Yo no sé si ustedes saben, pero el 14 de abril de 1996 el pueblo misionero le dijo NO a las represas. Corpus y Garabí eran las más resonantes, y la gente de esa preciosa provincia estaba harta de que les intenten poner una megarepresa más. Organizaron un plebiscito que se refería al proyecto de embalsar el río Paraná, “cualquiera fuere el lugar de su emplazamiento en territorio misionero”.
Fue a votar casi el 63% del padrón electoral. El resultado fue un contundente No, que triunfó por el 88,63%, y pocos días después, la legislatura sancionó la ley 3.294, que prohibía la construcción de cualquier represa sobre el río Paraná.
Tiempo después el gobierno de entonces quiso hacer otro plebiscito, para ver si la gente había cambiado de opinión. Recordemos: casi el 90% le dijo que no a las represas.
Este 14 pasado, se realizó la marcha de conmemoración de aquél día, hace 20 años exactamente. Pero, dos días después, legisladores misioneros presentaron un Proyecto de Ley solicitando que se convoque al pueblo de Misiones a un plebiscito obligatorio, vinculante e irrenunciable para el 23 de octubre del 2016, y que la ciudadanía se expida a favor o en contra de la construcción de las represas hidroeléctricas en la Provincia.
ATE salió al cruce de esta increíble avanzada, pidiendo desterrar todos los proyectos de represas en Misiones, para que las miles de familias que viven en la costa del río Uruguay no tengan la incertidumbre con la que viven desde hace años, de no saber qué ocurrirá con sus vidas. Porque mientras tanto, recordó ATE, son afectados directos de Yacyretá, aunque pagan las facturas de luz más caras del país, tienen miles de casos de dengue, que es una de las enfermedades ocasionadas por las represas; muchas familias han sufrido el desarraigo y han sido enviadas a barrios en las afueras donde ni siquiera tenían servicios básicos.
Y si, se sabe. Las promesas se escriben muy lindamente. Total, el papel aguanta cualquier cosa. El problema es cuando el empecinamiento del negocio pretende ganar por cansancio y arrasar territorios y autodeterminación de las comunidades.
En este caso, la gente conoce en carne propia lo que va a pasar.
El poder esta vez no la va a tener fácil.