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Editorial del Programa ECOS del día 30 de Abril de 2016

 

Embalse, Fukushima y otros platos fuertes

 

 

En el portal Día a Día, de Córdoba, se reportaba el 15 de abril que a la hora del mate, 17.30hs, la Central Nuclear de Embalse, que se halla en parada de reciclaje, tuvo un pequeño problemita: se derramaron 10 litros de agua pesada pero encima de 9 operarios. Claro que tal como el gobierno ruso luego de Chernobyl, o el japonés, luego de Fukushima, antes de ir a ver qué pasó, se emite el parte de rigor: “No hay nada de qué preocuparse. Está todo bajo control”. Ha de ser un talonario pro forma que entregan con los papeles de las centrales, para entregar sin tener que molestarse a redactar nada, cada vez que hay un incidente o un accidente, yo creo.
El agua pesada mojó parcialmente la ropa de trabajo de 9 operarios, según indica la comisión, pero, agregan que "luego de las mediciones tomadas al personal, se constató que la dosis individual recibida fue 20 veces menor al límite anual establecido según normas internacionales".
Y agrega que como este incidente, para la industria nuclear, no constituye un 'Evento Significativo', no es necesario reportado a nadie.
Uno ha puesto a prueba muchas veces la credibilidad de estas gentes, qué quiere que le diga. Yo solo le cuento.
Además, leíamos en el suplemento del New York Times que publica Clarín, que sigue el combate a la radiación en Fukushima, y que siguen enrolando obreros desempleados para que trabajen allí, a falta de otro empleo…
El Primer Ministro no logra echar a andar de vuelta la industria de energía nuclear de Japón, ya que aún unos 40 reactores están inactivos, un tribunal ordenó el cierre de una de las únicas dos plantas atómicas que operan en el país, ya que no encaja con las nuevas medidas de seguridad después del desastre de Fukushima.
Se espera que la limpieza total del sitio llevará 40 años, de acuerdo con la programación del gobierno, y más de un siglo según otros cálculos.
Mientras tanto, reconocen las autoridades, Fukushima permanece vulnerable.
Los ingenieros tienen que hacer circular agua por los núcleos de los reactores dañados para evitar que se sobrecalienten. Llevar esa agua por kilómetros de caños plásticos para reciclarla dentro de la planta. Pero como los edificios están dañados, mucha agua radiactiva se mete por las grietas y va a parar a los sótanos. Entonces todos los días bombean unas 650 toneladas de agua y la mandan a tanques.
Ya llenaron mil. Pero no hay suficientes. Y la planta termina echando al mar 1.800 toneladas de agua por semana.- Agua aun con partículas radiactivas.
Las áreas de pesca cercanas permanecen cerradas.
Otro plan B es la construcción del famoso “muro de hielo” que tiene más de un kilómetro y medio de largo, para tratar de que el agua deje de filtrarse. No es técnicamente hielo, sino que con ciertos químicos, congelan el suelo.
Pero, claro, jamás se usó semejante técnica. Es un gran experimento.
Y qué piensan hacer con el combustible nuclear que se ha fundido con el incendio? Primero soñaron con un sarcófago como el de Chernobyl, ya que hay tanto pero tanto residuos, pero temen que les explote durante las operaciones.
A todo esto, agárrese: Japón también anuncia que reciclará material recogido durante la descontaminación de la central, lo almacenará, y más adelante, cuando nadie mire lo piensa utilizar como material de construcción dentro de 30 años, para pavimentar rutas, hacer muros anti tsunami y otras obras públicas.
Ese negocio se les pasó a nuestros empresarios patagónicos de obras públicas, que si no….