Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 5 de Noviembre de 2016

 

Quién le da letra a los funcionarios? Los científicos? Los pobladores?

 

 

Desde el activismo verde vemos pasar problemas asociados muchas veces a prácticas o sustancias perjudiciales, y a la vez, vemos pasar trabajos científicos que los justifican.
Montañas de papeles de gente que estudió los temas y lo puso por escrito. Gente que muestra con claridad meridiana y argumentos irrefutables, que algún producto, sustancia o acción, contamina, intoxica, deteriora o mata.
O sea: está el problema, y está el diagnóstico. Pero, ¿y la decisión política de evitar ese factor contaminante? Es como una suerte de Club de los Oídos Sordos de parte de las autoridades que ven lo que pasa, saben cuál es el origen, y nada hacen. O es más, siguen apoyando o favoreciendo esa práctica o esa sustancia.
La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires pensó en ello. Y se preguntó: ¿Falla el diálogo entre las ciencias ambientales y los decisores?
Y publicaron que se proponen mejorar la comunicación entre ecólogos y responsables de las decisiones políticas sobre temas ambientales.
El colega Pablo Roset, en Sabe la Tierra, el lindísimo órgano de difusión institucional, se lo pregunta.
Por un lado, observa el fenómeno de oídos sordos.
Por el otro, el fenómeno de “me ahogo en los papers” que viene a ser llenar de papeles al político, como excelente estrategia para que se abrume y no haga nada.
Para resolver problemas ambientales que tiene la sociedad, los trabajos científicos ¿son la única fuente de información que sirve?
O es un pack necesario pero no suficiente para asumir decisiones?
Encima, tenemos el problemilla de los científicos mercenarios que, pagados por los que generan los problemas, reparten generosamente trabajos (entre comillas) científicos que aseguran que fumar no hace daño, para usar meramente el caso quizás más conocido de periodistas y científicos mercenarios al servicio de una empresa.
Pero también existe lo que se llama conocimiento tácito: todo ese bonus track que provee la experiencia, los valores, las creencias, las historias y los lenguajes que usa y comparte una sociedad.
La cosa no es unilineal, en una sola dirección: los dueños de los papers le tienen que decir a la gente qué es lo que tiene que hacer.
Porque esa gente muchas veces sabe mejor que el paper lo que tiene que hacer. Porque vive allí. Porque sufre allí.
Esto de caer en paracaídas con el paper en la mano necesariamente lleva a un entendimiento incompleto de lo que pasa, de qué les pasa a los ciudadanos, y pone al investigador en el pedestal de negar que otros actores no especialistas no puedan generar conocimiento.
Los periodistas especializados, los profesores universitarios suelen cumplir el rol de traductores de la información que viene codificada en difícil.
Pero esos periodistas y esos profesores, también hablan desde algún lugar. Alguien les paga por contar lo que cuentan. En infinidad de casos hacen lo mejor que pueden, enseñan lo mejor que saben y el conocimiento de algún modo, parcialmente o totalmente pasa del paper a la gente.
Pero en otros lamentables casos, les han pagado para que digan ciertas cosas y no digan otras ciertas cosas. Como a las nutricionistas que comentábamos el otro día, que les paga Coca Cola para que se metan en el hospital público y expliquen a los médicos que deben aconsejar que las mamás les den coca cola a los chicos porque mejor que tomen coca cola antes que se deshidraten…
Si no puedo recetar lo mismo a todo el mundo, porque cada quien es cada cual y baja las escaleras como puede… ¿por qué voy a pensar que mis maravillosos modelos biogeoquímicos que diseñé se van a aplicar acá o en Marte?
Los problemas ambientales involucran claramente sistemas naturales, pero también sociales que van necesariamente a la par.
Hay una categoría de problemas que es llamado contexto-dependiente.
Por ejemplo, todos somos distintos y no podemos automedicarnos.
Por ejemplo, una cuenca hídrica es distinta de la otra, está implicada con diferentes problemáticas y habitada por comunidades específicas: no hay recetas mágicas y universales desde la academia para uno y otro caso.
Entonces, volviendo a la pregunta del millón: quién va a ir a soplarle las soluciones a los políticos que tienen que tomar decisiones (suponiendo que no sean corruptos, que no reciban sobres de parte de las empresas para permitirles sus tropelías).. ¿Irán a llevarle el paper los científicos prístinos y puros, que conocen el mundo a través del microscopio? Irán aquellos que se están involucrando más con las problemáticas socioambientales?
Cuando Carrasco salió del laboratorio y mostró, hace siete años que pasaba lo que pasaba con el glifosato, el sistema científico (Barañao a la cabeza) salió a pegarle durísimo para justificar el modelo de comodities rural, la agricultura industrial y toda la parentela.
Hoy se confirmó todo lo que él dijo en aquél momento.
Barañao ha pedido disculpas públicas? El gobierno anterior ha pedido disculpas públicas por haberlo salido a defenestrar y hasta armar una comisión ad hoc para que lo refute?
Estamos demasiado subidos a la ola de “lea y descarte”. Que la noticia mil desbanca a la 999. Y ya no hablamos de aquellas cosas.
Amor efímero, no? que tenemos por la realidad….
Reflexiones, que quería compartir con ustedes.