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Editorial del Programa ECOS del día 25 de Marzo de 2017

 

El asesinato de Isidro Baldenegro

 

 

Dice la nota del diario El país, de España.

Isidro Baldenegro sabía que lo iban a matar. Probablemente a balazos, como hicieron con su padre en 1986, empeñado en preservar las tierras ancestrales de su comunidad tarahumara, un grupo indígena de Chihuahua (norte de México). Y si, el cuerpo de Baldenegro enfrentó hasta seis impactos de bala, según las autoridades. Había ido a esconderse a una casa remota de la sierra por las decenas de amenazas de muerte que había acumulado. El que recibiera en 2005 el prestigioso premio Goldman, ha sido asesinado brutalmente por defender el bosque. Es el segundo líder ecologista reconocido con el mismo galardón al que matan en menos de un año.
Desde que le arrebataran a su padre, Julio Baldenegro, cuando tenía sólo 20 años, tomó el testigo de su lucha y Se convirtió en uno de los activistas indígenas más reconocidos en América Latina, dedicado en cuerpo y alma a la lucha por la preservación de los bosques de pino y roble de la Sierra Madre Occidental. Férreo opositor de los intereses comerciales en la zona, denunció a empresarios por estar aliados con narcotraficantes y madereros y se acabó transformando en la piedra más molesta del zapato de los poderosos.
Y Chihuahua no es precisamente un lugar fácil para ese cometido. El Estado fronterizo resiste una guerra contra el narcotráfico que el Gobierno de Felipe Calderón emprendiera en 2006 y que ha continuado con el Ejecutivo de Peña Nieto. Los ambientalistas de la zona denuncian que la violencia se ha intensificado por este motivo y muchas familias indígenas han tenido que abandonar sus comunidades por las amenazas explícitas de quienes quisieron limpiar el bosque de árboles para plantar marihuana.
Es el segundo líder ambientalista, ganador de un Goldman, que asesinan en menos de un año. La ecologista Berta Cáceres fue atacada en marzo del año pasado por unos hombres que acabaron con su vida. Cáceres había movilizado al pueblo de Honduras contra los planes de construcción de una presa. Siete personas han sido detenidas por su caso hasta la fecha, pero no hay ningún culpable definitivo.
Las comunidades locales de Latinoamérica que se han enfrentado a la minería, al sector energético, a los negocios agrícolas o a los intereses forestales por defender sus tierras, han resistido los golpes más duros. Un estudio del observatorio británico Global Witness concluyó que América Latina era la región más mortífera del mundo para la lucha por el Medio Ambiente. Del total de los asesinatos a ecologistas en todo el mundo (185 en 2015), un 66% se dio en esta zona. 33 de ellos fueron en México.