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Editorial del Programa ECOS del día 12 de Agosto de 2017

 

Santa Fe y sus verduras con tóxicos

 

 

Quizás hayan leído algo al respecto – pues tuvo bastante cobertura- pero en Rosario hicieron análisis de verduras en venta, y nuevamente la misma milanesa: un porcentaje altísimo dio mal. Incluso con sustancias prohibidas.
Claro… saltó a los medios. Y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria, SENASA salió a deslindar responsabilidad y a apuntar a la provincia, diciendo que ellos no son los encargados de establecer obligaciones respecto a la venta y el manejo de los agroquímicos. Claro, acá hablamos de verdura, de la cual si, alguito de responsabilidad tienen…
La Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) había dicho que SENASA tenía la responsabilidad de controlar la utilización de agroquímicos por parte de los productores primarios de verduras y frutas.
Pero SENASA dijo que no. Que ellos registran y aprueban los productos para que los productores usen, con límites máximos de residuos y días de carencia. Pero todo lo demás, entra en la normativa provincial y bajo el Ministerio de la Producción. Que los colegios de ingenieros deberán atender el tema de la receta. Y que a ellos los resultados les dan diferente… “apenas” el 3,36% de las frutas y el 11,94% de las verduras y hortalizas”.
Las ONGs de Santa Fe salieron de punta, claro. CEPRONAT, Paren de Fumigarnos gritan “SANTA FE NO QUIERE AGROTÓXICOS EN LA MESA”. Nadie quiere. Nosotros tampoco.
Y se preguntan ¿Será mucho pedir?
Porque, además, el diario La Capital del 25 de julio de 2017 el director provincial de la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria salió a hablar y dijo que desde el año 2015 viene constatando que el 30 por ciento de las verduras y frutas analizadas en mercados de concentración de Rosario y Santa Fe por el organismo presenta irregularidades respecto a la presencia de agroquímicos. Esto incluye, en la mayoría de los casos, dosis más altas de las permitidas y "desvío de usos" —o sea la presencia de determinado producto en un alimento que no corresponde según las normativas del Senasa—, hasta en algunas ocasiones la detección de productos prohibidos.
Habló de lo caro que es controlar. Los pocos medios con los que cuentan, el director dice que lo único que puede hacerse es educar al productor, admitiendo que esa agencia resulta impotente para cumplir el rol para el cual fue creada, pero más grave aún, que desde hace dos años conoce la situación. Y que lo único que hasta ahora pudo hacer es informar al Ministerio de la Producción para que vayan a decirles a los horticultores que mejoren sus prácticas. ¡Cero sanciones y al cajón con los datos preocupantes!
Las ONGs piden, claro, algo taaaan difícil en este modelo químico de producción, como es alimentos sanos y en condiciones de ser consumidos sin riesgo.
¡Ay, si reinase la agroecología, nada de esto estaría sucediendo!