Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 30 de Septiembre de 2017

 

Medir radiación en leche y agua

 

 

Leía esta semana acerca de un método radiológico de emergencia que mide estroncio en leche, aplicado en estudios rutinarios. Lo realizan en la Universidad del País Vasco, en España, en el grupo de investigación de Seguridad nuclear y radiológica, método desarrollado para casos de emergencia nuclear, y piensan integrarlo a las medidas de vigilancia radiológica rutinarias.
El estroncio es un elemento que en caso de accidente nuclear se vierte de forma mayoritaria a la atmosfera. El comportamiento químico del estroncio es similar al del calcio y se puede acumular en el suelo, en vegetales y en animales (especialmente en los huesos). Se trata de un elemento con dos principales radioisótopos (90Sr y 89Sr) que tienen una vida efectiva biológica relativamente alta para el ser humano, y debido a su fijación en los huesos, que acaba dando radiación a lo largo de muchos años.
Ya hay, de parte del Organismo Internacional de Energía Atómica un método de detección rápida de estroncio radiactivo en leche pero para casos de accidente nuclear, método que no sirve para su aplicación en medidas de rutina ambientales, en los que los límites de detección son mucho menores que en los casos de emergencia nuclear.
El laboratorio del grupo de investigación Seguridad nuclear y radiológica del que hablamos, es un grupo consolidado de investigación del Gobierno Vasco. Además de dedicarse a la investigación también realiza medidas de vigilancia radiológica para diferentes entidades como el Consejo de Seguridad Nuclear.
Fíjense cómo en Europa tienen bien claro que hay riesgo permanente de emisiones, sean constantes y no declaradas como en las dos mega plantas de tratamiento de residuos radiactivos en Inglaterra o Francia (España está en el medio!) sea en las centrales nucleares de los países que aun conservan esta tecnología.
Y que como errar es humano, y en la historia de la humanidad permanece ese dicho tan vigente como cuando al cavernícola se le cayó el garrote, estos buenos señores tienen por misión monitorear el momento en que los niveles se ponen feos, y hay que tomar ioduro de potasio o encerrarse en las casas. Y un buen sitio de concentración de radionucleidos es la leche.
Saben? Vez pasada unos colegas hicieron una visita informativa a una mega planta de potabilización de agua en la ciudad de Buenos Aires. Le encargué a uno de ellos que consulte si entre los análisis de rutina, buscaban radioisótopos. Como Buenos Aires está a menos de cien km aguas debajo de dos centrales nucleares que se refrigeran con la misma agua que luego vierten al Paraná y termina en el Rio de la Plata, la pregunta no es descabellada.
La respuesta fue un parpadeo y esa cara clásica de “perdón pero no entiendo lo que me está preguntando. Análisis radiológicos? No… no se hacen. Para qué?” Y el señor no se rascó la cabeza porque tenía casco.
Qué seguros estamos, eh?...