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Editorial del Programa ECOS del día 17 de Noviembre de 2018

 

Científicos Vs megaminería

 

 

La semana pasada también hablamos del tema de la minería (y el fracking, de pasada) en relación al descomunal consumo de agua que implican ambas prácticas, y a la crisis hídrca declarada oficialmente en la zona de Cuyo, para los siguientes años.
No solo andamos por estos reclamos los ecologistas, sino que cada día más vemos con gran alegría y esperanza que los investigadores, científicos, docentes, se suman con sus argumentos contrastables, a nuestros reclamos empíricos.
Ocurre que directores de siete institutos pertenecientes al Centro Nacional Patagónico del CONICET, en Puerto Madryn, se pronunciaron en contra de iniciativas para reactivar la minería en Chubut, donde está prohibida por ley, tal como comentábamos la semana anterior. El comunicado advierte sobre las posibles consecuencias ambientales y reclama un debate más amplio.
Allá por 2003 se realizó en Esquel el histórico plebiscito en nuestro país para que la gente defina si le iba o no a dar la licencia social a la explotación de oro y plata. Todos recordamos ese glorioso 81% de los votos por el NO.
Luego de eso, a la ley antiminera para toda la provincia hubo un paso.
Pero, quince jóvenes años han pasado desde entonces, y hoy, los empresarios mineros que vienen golpeando la puerta de la gobernación para que les liberen el corral, fueron a golpearle la puerta al Presidente de la Nación.
Los científicos entonces decidieron poner sus fichas en el tablero, y realizaron una declaración en rechazo al “proyecto de zonificación minera que habilitaría dicha actividad en más del 60% del territorio chubutense”, firmada por los directivos de los institutos IPEEC, IBIOMAR, IPCSH, IPGP, INBIOP, IDEAus y CESIMAR en la cual hablan del rechazo a “un modelo de desarrollo minero que no establezca un rol claro para el Estado, las organizaciones civiles, el sector científico y tecnológico, y que arriesgue los recursos naturales de nuestra provincia y comprometa la sustentabilidad de sus ambientes y sus habitantes, considerando que los costos a largo plazo para la comunidad serán mucho más importantes que los posibles beneficios”.
Qué tal… Aguanten los científicos, era hora de pararle los pies al modelo depredador.