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Editorial del Programa ECOS del día 27 de Abril de 2019

 

Soja transgénica en Bolivia. Cuando el dólar no deja ver el bosque

 

 

Acción Ecológica y la Red Latinoamericana libre de transgénicos lleva muchos años trabajando en la protección de la semilla nativa, entre muchas otras cosas, y nos provee habitualmente de muy buena información y de actualidad en este tema.
Hace poco, recordaba el alerta de que desde hace muchos años, se siembra en Bolivia soja transgénica con resistencia a glifosato, más de un millón de hectáreas, especialmente en la Amazonía.
Es sorprendente porque uno piensa en los derechos de la naturaleza y todo cuanto imaginamos si hablamos del Estado Plurinacional de Bolivia. Pero no, hay cuestiones que no terminaremos nunca de comprender por qué son.
Cuando se aprobó la Ley de la Madre Tierra, las organizaciones sociales consiguieron que se apruebe el siguiente artículo, que es el 24: Las bases y orientaciones del Vivir Bien, a través del desarrollo integral en agricultura y ganadería son: Desarrollar acciones que promuevan la eliminación gradual de cultivos de organismos genéticamente modificados autorizados en el país.
Pero, a pesar de eso, el pasado 18 de marzo el Gobierno de Bolivia autorizó aumentar la producción de soja transgénica para uso exclusivo de biodiésel, según un acuerdo logrado entre el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y el presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y los productores cruceños, en unas 250 mil hectáreas aunque el objetivo es de cuatro millones de hectáreas de soja, posiblemente en más territorio de bosques amazónico.
El ministro justificó este acuerdo como un “paso firme” hacia la soberanía energética en gasolina y diésel, cuidando el medioambiente, ignorando adrede –ya a estas alturas no podemos hablar de ingenuidad o desconocimiento- la deforestación de la selva y todas las externalidades tóxicas, ambientales y en la biodiversidad que ello implica.
La deforestación va a aumentar porque el consumo del diésel también aumentará.
Los empresarios bolivianos solicitaron también que se libere, además de la soja, el maíz, el girasol y el sorgo transgénico.
Recuerda Ecologistas en Acción, que la Ley Marco de la Madre Tierra prohíbe “la introducción, producción, uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas en el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia, de las que Bolivia es centro de origen o diversidad y de aquellas que atenten contra el patrimonio genético, la biodiversidad, la salud de los sistemas de vida y la salud humana”.
Concluyen los compañeros en su informe que las recientes sentencias ganadas en Cortes de Estados Unidos, la re-clasificación del glifosato como causante del Linfoma No Hodgkin y probable cancerígeno, junto con la abundante evidencia científica sobre el tema, dan cuenta que la soya que se cultiva ahora en Bolivia, y la que se pretende sembrar en el futuro, atenta contra la salud de los bolivianos, especialmente aquellos que viven en las zonas de influencia de los cultivos, así como del patrimonio genético nacional.
Creía, sinceramente, que seríamos en Argentina todo un ejemplo de lo que NO HAY que hacer, para el resto del mundo, pero a veces, el dólar no te deja ver el bosque.