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Editorial del Programa ECOS del día 18 de Mayo de 2019

 

Contaminación en torno a incineradores

 

 

Hace muy poco Zero Waste Europe publicaba un extenso estudio que demostraba que aún en Europa, aún en los países de mayores controles como Holanda, las cosas no están demasiado bien en torno a los incineradores de basura, que siguen siendo la peor alternativa posible para los residuos.
El estudio de caso habla sobre una incineradora en Holanda: Reststoffen Energie Centrale, y revela cómo incluso los incineradores de última generación emiten contaminantes peligrosos mucho más allá de los límites de emisiones tóxicas establecidos por la Unión Europea.
El estudio lo realizó un miembro de Zero Waste Europe, Toxic Watch y muestra las emisiones de dioxinas, furanos y contaminantes tóxicos persistentes que infringen los límites de contaminación de la UE.
Y no es que se les escapó una nubecita a los de la incineradora, por un error o una falla pasajera: estos excesos de emisiones no son excepcionales, y constituyen una característica regular para la planta.
Muestrearon huevos de gallina de un radio de 2 km alrededor de la planta, y hallaron en ellos dioxinas y furanos más allá de los límites establecidos para el consumo humano.
Los autores reclaman revisar las reglas para el monitoreo de emisiones para la incineración de desechos, para proteger la salud y la seguridad de las personas, pues hallaron que esos monitoreos suelen ser bastante tendenciosos. Se preanuncian y se hacen dos veces al año. El muestreo actual a corto plazo solo representa aproximadamente el 0,2% del tiempo operativo anual total, por lo que el muestreo a corto plazo no puede considerarse representativo de las emisiones reales de dioxinas del incinerador.
El estudio confirma la necesidad de alejarse de la incineración de residuos, una práctica que pone en peligro la salud pública y el medio ambiente al tiempo que exacerba el cambio climático, y poner fin a los subsidios públicos a las plantas de incineración.
Fíjense que no se trata de un horno viejo, pues de los 13 incineradores de desechos actualmente en operación en los Países Bajos, el Reststoffen Energie Centrale es el más reciente, y lo llaman planta de conversión de residuos en energía. Está en Harlingen, bordeando el litoral del Mar de Wadden en el norte de los Países Bajos.
Cuando se construyó en 2011, el Ministerio de Asuntos Económicos de los Países Bajos lo anunció con orgullo como una instalación de vanguardia, la mejor de Europa occidental. Sin embargo, las pruebas a largo plazo revelaron que la planta emite dioxinas, furanos y contaminantes tóxicos mucho más allá de los límites establecidos por las leyes de la UE.
Inicialmente, para entregar energía a la planta cercana de la industria de la sal, se suponía que el incinerador solo quemaría los residuos domésticos de Frisia. Sin embargo, hoy en día la entrada de residuos proviene de todas partes en los Países Bajos. Además de los residuos domésticos, la entrada de residuos incluye también residuos industriales y lodos de depuradora.
Es discutible que esta instalación sea capaz de quemar la complejidad química de los residuos "domésticos" e industriales mezclados.
Ya en 2013, un estudio realizado por ToxicoWatch encontró una alta concentración de dioxinas y furanos en huevos de pollos de traspatio en los alrededores del incinerador. Los huevos de pollos de traspatio son biomarcadores ambientales sensibles para los contaminantes orgánicos persistentes como las dioxinas.
Cuando salieron a la prensa los resultados, el gobierno local decidió, por primera vez en los Países Bajos, realizar un muestreo a largo plazo de los gases de combustión con la técnica AMESA, que significa Adsorción. Método para el control de dioxinas.
Los resultados muestran que el muestreo a corto plazo subestima gravemente los niveles reales de emisión de dioxinas.
Pero no solo salen dioxinas. Contaminantes orgánicos persistentes producidos de manera no intencional cerca del incinerador, se han encontraron ampliamente. Bifenilos policlorados similares a dioxinas (Dl-PCB) en huevos, leche, pasto y suelo. Se detectaron éteres de difenilo polibromados, dioxinas bromadas, bifenilos polibromados, o el ácido perfluorooctanoico (PFOA) en todas las muestras, ácido que no debe ser detectable en absoluto en los procesos modernos de incineración de desechos y puede ser un indicador de combustión incompleta, es decir, no cumplir con un tiempo de residencia mínimo.
Como sea, aquí se muestra inequívocamente que las dioxinas siguen siendo un problema grave, que los programas de medición todavía muestran una gran deficiencia y que la salud de la población aún está en peligro y que, lamentablemente, aún queda mucho camino por recorrer para eliminar totalmente las emisiones de dioxinas al medio ambiente debido a los empecinamientos de muchos gobiernos por un resultado rápido pero contaminante, de quemar la basura bajo nombres rimbombantes como lecho fluido, arco de plasma, pirólisis. En suma: contaminar con nombres técnicos.