Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 30 de Noviembre de 2019

 

El alimento como moneda de la vida

 

 

La Dra. Vandana Shiva decía que la comida no es una mercancía, no es un conjunto de "cosas" puestas juntas artificialmente en laboratorios y fábricas. Comer es vivir. La comida contiene las contribuciones de todos los seres que hacen la red alimenticia, y tiene el potencial de mantener y regenerar la red de la vida. Los alimentos también tienen el potencial para la salud y la enfermedad, dependiendo de cómo se cultivó y procesó. La comida es, por tanto, la moneda viva de la red de la vida.
Los sistemas alimentarios industriales han reducido los alimentos a un producto básico, a "cosas" que luego pueden construirse en el laboratorio. En este proceso, tanto la salud del planeta como nuestra salud han sido casi destruidas.
El 75% de la destrucción planetaria del suelo, el agua, la biodiversidad y el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la agricultura industrial, que también contribuye al 75% de las enfermedades crónicas relacionadas con los alimentos.
La agricultura química no devuelve la materia orgánica y la fertilidad al suelo. En cambio, está contribuyendo a la desertificación y la degradación de la tierra. También exige más agua ya que destruye la capacidad natural de retención de agua del suelo. Los sistemas alimentarios industriales han destruido la biodiversidad del planeta mediante la propagación de monocultivos y mediante el uso de tóxicos y venenos que matan a las abejas, mariposas, insectos y aves, lo que lleva a la sexta extinción en masa.
La agricultura intensiva en biodiversidad y libre de venenos, por otro lado, produce más nutrición por hectárea, mientras muestra el camino al “Hambre Cero” en tiempos de cambio climático.
El modelo de agricultura industrial y alimentos tóxicos ha sido promovido como la única respuesta a la seguridad económica y alimentaria. Sin embargo, a nivel mundial, más de mil millones de personas tienen hambre. Más de 3 mil millones padecen enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.
Aunque utiliza el 75% de la tierra, la agricultura industrial basada en el uso de combustibles fósiles, de monocultivos y uso intensivo de químicos, produce solo el 30% de los alimentos que comemos.
Mientras tanto, las granjas pequeñas y biodiversas, que utilizan el 25% de la tierra proporcionan el 70% de los alimentos. A este ritmo, si la proporción se incrementa la agricultura industrial y los alimentos industriales en nuestra dieta al 45%, tendremos un planeta muerto. Uno sin vida ni comida.
La loca carrera por la comida falsa y la carne falsa, ignorante de la diversidad de nuestros alimentos y culturas alimentarias, y el papel de la biodiversidad en el mantenimiento de nuestra salud, es una receta para acelerar la destrucción del planeta y nuestra salud.
La unión entre los grandes negocios y los grandes dineros conducen a la fiebre de oro de la comida falsa
Las dietas han evolucionado según los climas y la biodiversidad local que permite el clima. La biodiversidad del suelo, de las plantas y de nuestro microbioma intestinal.
Nos encontramos ante un precipicio de una emergencia planetaria, una emergencia de salud, una crisis de los medios de vida de los agricultores. La comida falsa acelerará la carrera hacia el colapso. La verdadera comida nos da la oportunidad de rejuvenecer la tierra, nuestras economías alimentarias, la soberanía alimentaria y las culturas alimentarias. A través de la comida real podemos descolonizar nuestras culturas alimentarias y nuestra conciencia. Podemos recordar que la comida es vida y nos da vida.