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Editorial del Programa ECOS del día 15 de Agosto de 2020

 

Resemantizar palabras para fines espurios

 

 

A lo largo del tiempo, los ecologistas vimos cómo el sistema económico, empresarial, fue apropiándose de palabras de nuestro uso habitual, vaciándolas de sentido y hasta poniéndoles sentidos diferentes al que tenían cuando los ecologistas las empezamos a utilizar.
Por ejemplo, responsabilidad social empresaria. Usted se imagina que se trata de empresas que hacen las cosas bien, respetan el ambiente, los habitantes, en fin, que son buena gente. Pero, muchos de los que se agrupan en asociaciones varias sobre RSE no son precisamente monaguillos, sino que más bien buscan maquillarse de verde y patrocinar una placita por ahí o poner tarros de residuos separados para latas y papel en sus oficinas. Por ejemplo, Shell, Novartis, o la misma Monsanto que fue reconocida como Empresa Socialmente Responsable porque –dicen los del Centro Mexicano para la Filantropía y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial - aplica sus principios éticos, un gobierno corporativo eficaz, una gestión responsable de productos y elaboración de informes transparentes. Uno lee esto y da risa…
Pero volvamos a cambiarle el sentido a las palabras. Otro ejemplo es la palabra “sustentable” … Lejos quedó la definición más primaria del término, y hoy, la ponen en sus folletos empresas como Chevron, y prácticamente todas, fabriquen pan o fabriquen misiles.
Es el proceso que se llama “resemantización”: la apropiación de una palabra, su vaciado de sentido y rellenado con otro, medio a los tirones porque nunca calza. Y en ese proceso aparecen robándonos el vocabulario, y claro, confundiendo a la gente.
Lamentablemente llegaron con este proceso a un terreno que nos es muy cercano y querido: el de la producción de vegetales orgánicos, libres de pesticidas, agroecológicos.
Y aquí se arma:
La agroecología ha sido definida de varias maneras, en diferentes lugares y por diferentes partes interesadas. Desde la década de 1920, científicos y los investigadores vienen usando el termino agroecología para hablar de la aplicación de principios ecológicos en la agricultura. Y desde los años 80 se convirtió ya en palabra usada por ecólogos, agrónomos, etnobotanicos y todos cuantos queremos comer sano.
Los ladrones de sentido la vieron apetitosa a esa palabra, y empezaron a estirarla un poco a ver qué más podían meter ahí adentro, ya que se avizora un futuro comercial interesante, pues la gente quiere comer más sano. Quiere comer sin pesticidas, entendiendo los pesticidas como sustancias químicas de síntesis – fabricadas por humanos- para matar alguna forma de vida (un hongo, un insecto, un yuyo). Son xenobióticos, que quiere decir compuesto químico que no forme parte de la composición de los organismos vivos. Nosotros no nacemos con DDT circulando en el cuerpo. Las plantas y los animales tampoco.
¿Qué dice el INTA? el INTA dice que la agricultura agroecológica es un sistema de producción agrario que nos proporciona alimentos sin residuos de agroquímicos, que respeta los ciclos de la naturaleza y los conserva frescos, sabrosos y nutritivos. Agrega que los alimentos agroecológicos garantizan la mejor calidad, y están sujetos a procesos de fabricación, elaboración y transporte, desde el campo hasta la mesa.
¿Qué dice la FAO? Que la agricultura orgánica es un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los recursos del campo, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica, al mismo tiempo que minimiza el uso de los recursos no renovables y al no utilizar agroquímicos protege el medio ambiente y la salud humana.
Digamos que tenemos claro lo que es agroecología.
Los que también lo tenían claro y les era una piedra en el zapato eran los muchachos de AAPRESID, la Asociación Argentina de Siembra Directa, los del club de amigos de la soja y el glifosato.
Porque como cada vez esa palabra corría más y más entre los que queremos estar sanos, sus artes pesticidas iban quedando en descrédito. Entonces ¡zas! La cazaron al vuelo a la pobre palabra “agroecología”, le vaciaron el relleno y le pusieron otra cosa...
¿Qué le pusieron? Nos enteramos porque la regional Tandilia de Aapresid a través de su titular en un diario local, dijo sin que le tiemble la nariz, que “No hay que confundir a la agroecología con la agricultura orgánica o la agricultura sin aplicación de agroquímicos”.
Cha chán.
Agroecología (aunque me la rellenen de otra cosa los que están al servicio de los agrotóxicos y sus amigos) es una agricultura sin agroquímicos biocidas, sin productos de síntesis química, xenobióticos, para matar formas de vida en el ambiente. Formas de vida y ambiente con las que la humanidad se desarrolló, creció y evolucionó ¿Y ahora esta gente no solo quiere serruchar la rama del árbol en la que nos sentamos, sino encima disfrazarla con palabras robadas?