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Editorial del Programa ECOS del día 28 de Junio de 2025
Asma infantil y caños de escape
Estaba revisando publicaciones de hace un tiempo, que no llegué a poder incluir en el programa, y encontré una de un equipo de investigación internacional del Instituto de Salud Global de Barcelona y del Institute for Transport Studies de Inglaterra que han analizado el impacto que la exposición a los óxidos de nitrógeno (NOx) que son gases que se encuentran entre los contaminantes del aire, en el desarrollo del asma infantil.
El asma, el óxido de nitrógeno y los niños, están en todo el planeta, de modo que este trabajo bien puede ser representativo de cualquier parte. Ellos determinaron que hasta el 38% del asma infantil se atribuye a la contaminación atmosférica.
No es el frío, no es la genética, no es el polen del árbol, al menos solamente, sino que los coches tienen un papel más que protagónico. Los resultados indican que hasta el 38% de todos los casos anuales de asma infantil en Bradford, la ciudad seleccionada en Gran Bretaña, pueden ser atribuibles a la contaminación del aire. Más específicamente, el modelo mostró que el 12% de los casos anuales de asma infantil podrían atribuirse a la contaminación del aire relacionada con el tráfico.
Investigaciones previas demostraron que los niños y niñas expuestos a altos niveles de contaminación del aire procedente del tráfico tienen un mayor riesgo de desarrollar asma. Pero había que cuantificarlo y ver cuánto es directamente atribuible al tráfico. O sea, hay muchos niños que bien pueden pasarse sin asma, sanitos y felices.
El trabajo demuestra que, si bien las medidas populares como apagar motores fuera de las escuelas o proporcionar rutas peatonales alejadas de las avenidas son importantes, las soluciones propuestas para mitigar la contaminación del tráfico no deberían restringirse a áreas localizadas. Las nuevas políticas destinadas a reducir los efectos de la contaminación atmosférica procedente del tráfico deben enfocarse a cada eslabón de la cadena: desde el volumen y el tipo de tráfico, hasta los gases de escape y las emisiones que no provienen de los tubos de escape, pasando por la dispersión y la exposición.
Bradford es la sexta ciudad más grande del Reino Unido, con una población multiétnica de más de 530.000 personas. Y se encuentra entre el 10% de las localidades británicas más desfavorecidas. Un caso ejemplo a la hora de pensar en químicos peligrosos, tema que, entre otros, vamos a tratar hoy.