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Editorial del Programa ECOS del día 1 y 3 de Octubre de 2009

 

Raza superior domina raza inferior?

 

 

Yo no se si Uds. han leído el artículo de reflexión que Alcira Argumedo, la socióloga argentina, ha echado a girar hace unas semanas.
Alcira recuerda la teoría del lebensraum formulada en el siglo 19 por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel, que fundamentaba el derecho de los pueblos superiores a apoderarse de los territorios de los pueblos salvajes, atrasados e inferiores –y si es preciso, eliminarlos– para utilizar esos territorios como espacio vital requerido para desplegar en ellos la civilización.

No hay que hacer un gran esfuerzo intelectual para ver que esas ideas legitimaron la expansión imperialista de Europa y Estados Unidos y sus colonias a través de las cuales sometieron al 82 por ciento de la población en Asia, África y América Latina.
La Conquista del Desierto de Roca se enmarca en ésto, y legitima el genocidio de los pueblos originarios y el reparto de 2 millones de hectáreas de ese espacio vital a su amigo Martínez de Hoz, para que “desplegara” en ellas la civilización.

Hitler hizo lo mismo con la superioridad de la raza blanca

Alcita ve que esa teoría no ha muerto, sino que resignificada, “se aplica ahora, aquí, bajo la modalidad del desmonte de bosques nativos, con el desplazamiento de campesinos e indígenas que desde tiempos ancestrales viven en ellos y de ellos obtienen su sustento”.

“Gobernantes y funcionarios corruptos, grandes corporaciones locales o extranjeras, pooles de siembra y empresarios amigos, son ahora las razas superiores que pretenden legitimarse en una moderna teoría del lebensraum, con el objetivo de desplegar sus negocios civilizados en esos espacios vitales”.

“Despojados de sus territorios, acosados por el hambre y la angustia, vemos morir por desnutrición a chicos y ancianos aborígenes o campesinos en Salta, en Chaco, en Formosa, en Misiones y en otras provincias, mientras enfermedades como el dengue se propagan”.

San Pedro, en Misiones, la ciudad de Santa Fe, Tartagal, son consecuencia de la moderna teoría del lebensraum, por más que se intente explicar que han sido fenómenos naturales.

El gobernador de salta, argumentando “aprovechamiento forestal” en Orán y Santa Victoria, avanza con las topadoras. Las comunidades indígenas se van a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La corte le dice al gobernador que detenga el desmonte. Pero apenas la tragedia de Tartagal desaparece de la tapa de los diarios, la Corte rechaza el amparo y permite seguir adelante con la tala.

Alcira Argumedo reflexiona que el lebensraum no los afecta solamente a ellos: Por ejemplo el gobernador de Neuquén intenta despojar de sus espacios territoriales a la comunidad mapuche Paycil Anxiaw.
O el camión de la mina La Alumbrera que derramó grandes cantidades de gasoil en el río Belén de Catamarca, dejando a toda la población sin agua
La lista es larga.

Una alumna de la Tecnicatura en Medio Ambiente relata que el profesor a cargo de las materias Auditoría ambiental y Seguridad e higiene es de la Universidad de Tucumán (la que recibe los fondos de la minera) y “prohíbe a sus alumnos mencionar los efectos de la contaminación derivada de los derrames del mineraloducto en el suelo, en las plantas, en los animales y en las personas”.

Por eso, concluye Alcira Argumedo, “el lebensraum argentino incluye cada día nuevas camadas de habitantes, coartándoles sus posibilidades de vida en una ofrenda a las nuevas razas superiores”.