Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 14 de Enero de 2010

 

La niñez tan lábil, tan expuesta. Tan indefensa.

 

 

Reviso algunas informaciones que dan escalofríos.
La primera, en Gaojiagou, China. Yilong, niño de diez años, ya constituye una estadística. Nacido en el corazón de la industria china del carbón, el niño tiene una discapacidad mental y no puede hablar.
Yilong es uno de los muchos niños en la provincia de Shanxi, donde el carbón ha dado riquezas a unos pocos, empleo a muchos y una contaminación ambiental que según los expertos hizo que muchos bebés nacieran con defectos.
Los especialistas dicen que la minería y el procesamiento del carbón han dado a Shanxi un índice de defectos congénitos seis veces más alto que el promedio nacional de China, que ya es elevado según los estándares internacionales.

De ahí, me voy a México, adonde la minería del manganeso daña la inteligencia de los niños.
Décadas de extracción de manganeso en el estado mexicano de Hidalgo han dejado una huella indeleble en la población infantil. La empresa minera mexicana Autlán sostiene que no hay evidencia de que el manganeso cause algún tipo de daño en la salud. Pero en Hidalgo los adultos expuestos tiemblan como si sufrieran mal de Parkinson y los niños son menos inteligentes.
Investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Neurología en zonas cercanas a los yacimientos de Autlán, repartidas en cuatro municipios, indican que el manganeso que se explota desde hace décadas ha causado importantes estragos sanitarios.
Sesenta por ciento de los adultos que viven cerca de las minas presentan problemas neurológicos y temblores similares a los producidos por la enfermedad de Parkinson.
El secretario municipal de Molango, Alejandro Dionisio, uno de los municipios afectados dijo “la minera da trabajo y apoya a la población local con infraestructura para viviendas”.

Me pregunto, ¿hasta cuando estas cosas que nos empobrecen como humanidad?