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Editorial del Programa ECOS del día 19 de Enero de 2013

 

El verdadero costo de los agrocombustibles

 

 

Sólo unos pocos biocombustibles son más respetuosos con el medio ambiente que el petróleo
Así de contundente es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores dirigido desde el Instituto EMPA de Suiza. Su estudio da una descripción actualizada de las ventajas y desventajas, en términos ecológicos, de varios biocombustibles y sus procesos de producción.
En años recientes, se ha incrementado de manera significativa la demanda mundial de biocombustibles supuestamente respetuosos con el medio ambiente. Por una parte, esto ha aumentado el cultivo agrícola de especies vegetales especialmente aptas para la elaboración de biocombustibles. Y por otra parte, se han desarrollado métodos innovadores de producción para la segunda generación de biocombustibles.
Al mismo tiempo, los expertos han refinado y desarrollado métodos para la valoración de los impactos medioambientales derivados del incremento en el cultivo de esa clase de plantas.
Al margen de la polémica sobre si dedicar tierras a cultivos para biocombustibles en vez de a cultivos alimentarios es poco ético o cuanto menos arriesgado teniendo en cuenta las necesidades de nutrición de la humanidad y el peligro de las sequías impuestas por el cambio climático, está la cuestión de hasta qué punto los biocombustibles son respetuosos con el medio ambiente.
Un equipo de expertos del Instituto EMPA, en colaboración con el instituto de investigación ART (Agroscope Reckenholz-Tänikon), y el Instituto Paul Scherrer, las tres instituciones en Suiza, ha actualizado la lista de los pros y contras ecológicos de numerosos biocombustibles, incluyendo la influencia de sus procesos de elaboración sobre el medio ambiente. Otra diferencia con respecto a lo que se hizo en el primer estudio de este tipo realizado en el 2007 por expertos dirigidos desde el Instituto EMPA, es que el equipo actual, dirigido por Rainer Zah, investigador del EMPA, ha incluido en esta ocasión tanto los nuevos cultivos aptos para fabricar biocombustibles como los nuevos procesos industriales de fabricación. Además, se ha hecho una actualización de los métodos de evaluación.
Aún así, y poseyendo un conjunto más extenso de datos así como métodos más modernos de evaluación, los autores del nuevo estudio han llegado a la misma conclusión que en 2007: Muchos biocombustibles basados en productos agrícolas sí ayudan a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, pero acarrean otros tipos de polución medioambiental, tales como una sobreacidificación de los suelos y una contaminación de lagos y ríos debido al excesivo uso de fertilizantes.
Por ello, la mayoría de los biocombustibles tan sólo traslada el impacto medioambiental de un ámbito a otro.
Sólo unos pocos biocombustibles tienen un balance ecológico neto mejor que el del petróleo, sobre todo el biogás generado a partir de residuos orgánicos, que, dependiendo de la fuente, causa un impacto medioambiental que asciende hasta la mitad del causado por el petróleo.
El nuevo informe incluye algunas recomendaciones sobre los biocombustibles, de entre las cuales cabe destacar las dos siguientes:
- Debe evitarse la deforestación de áreas de bosques y arbustos para sembrar cultivos con vistas a generar biocombustibles; esto empeora la situación de los gases de efecto invernadero y causa un mayor impacto en el medio ambiente.
- El uso de desechos vegetales tales como paja y residuos madereros con propósitos energéticos es ventajoso, pero sólo si no están ya siendo aprovechados de otro modo o si al sacarlos de su ciclo natural no se reduce la fertilidad de la tierra ni la biodiversidad.
El Instituto EMPA, fundado en 1880 como el Instituto de Pruebas de Materiales de Construcción, abarcó luego también los combustibles y los tejidos textiles. Desde 1988, este centro se ha dedicado menos a probar materiales y más a labores de investigación y desarrollo.