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Editorial del Programa ECOS del día 14 de Mayo de 2016

 

Represas en Santa Cruz

 

 

El tema de las represas en el río Santa Cruz, se está convirtiendo en un sainete.
Por un lado, se han escuchado los reclamos sobre el impacto que podrían tener sobre el Lago Argentino y los glaciares, pero no sobre las orillas y los yacimientos paleontológicos que ya Darwin avisó que estaban por Ahí.
Encima, avisaron que estaba bien, y que iban a ajustar los cálculos para que no afecte a los glaciares, pero nada se dice sobre la mega corrupción que rodeó a esta mega obra.
El otro dia, leía en una carta de lectores lo siguiente:
“…. Estamos siendo expropiados por la provincia, aun cuando la realización de la obra no se ha confirmado, siendo además el comitente de ésta el Estado nacional y no la provincia. Este proyecto adolece de la falta de un estudio de impacto social, económico y ambiental serio, independiente y acorde con la magnitud de la obra, que determine su real necesidad. La administración de Parques Nacionales, entre otras organizaciones, ya se ha manifestado en contra del emprendimiento, que afectará sin dudas el complejo sistema hídrico formado por los lagos Argentino y Viedma y sus glaciares tributarios, Perito Moreno, Viedma, Upsala y Spegazzini, entre los más conocidos. No contempla tampoco los requerimientos de agua potable de las localidades que aguas abajo se aprovisionan del río Santa Cruz. Deja bajo el agua invaluables materiales arqueológicos y paleontológicos, que no podrán ser recuperados. Destruiría ecosistemas de diversas especies de aves y de peces, que verían así modificado su ciclo vital. El estado provincial nos expropia de manera confiscatoria a cada uno de los ribereños y no sólo nos quitan las tierras a valores irrisorios -algo menos de dos pesos por hectárea-, sino que se han dictado de apuro y por mecanismos poco claros oportunamente las leyes provinciales 3192, del 29 de diciembre 2010, y la ley 3389, del 30 octubre de 2014. Éstas permiten a la provincia quedarse con toda la costa del río, aun aguas abajo del emplazamiento de la represa, y con una franja de 200 metros a partir del máximo límite de inundación. Habilitan además que todos estos terrenos expropiados puedan concesionarse a quien el estado provincial graciosamente decida para los fines que se desee, condenando a la ruina a todos y cada uno de los ribereños que viven y producen en estos lugares recónditos del país de manera extensiva y en total armonía con el ambiente que los rodea, quienes quedaremos sin acceso al agua, pasando a ser meros espectadores de un río con el que convivimos en absoluta armonía desde hace más de 100 años”. La carta de lectores está firmada por Sergio Baldassarre, Mónica Reinsch, Polonia Grzegorczyk, Gerardo Povazsan, Alberto Helmich, y Marcelo Cepernic, todos de la Agrupación de Ribereños del Río Santa Cruz.
Es que de veras nada se dice de todas estas irregularidades. Y estos muchaachos están dispuestos a llegar a la Corte Suprema. Su abogado, el Dr Roberto Gerez, indica que “La constitución santacruceña determina en su Artículo N°52 que la provincia va a ser la que explote todos los recursos naturales, en forma propia o a través de concesiones. En este caso no es así, la provincia es totalmente ajena a la licitación, es Nación la encargada por decisiones de la legislatura santacruceña en una Ley que tachamos de inconstitucional, la N° 3320”. “Cede la renta de la energía eléctrica a Nación por un periodo de 20 años, que deja a la provincia sin la participación del recurso. Por eso motivo la Legislatura cuando ejerce esa facultad de ceder esa concesión estaría violando también el artículo 104, que no la faculta a hacer esta clase de arreglos”. Por otro lado, el abogado señala la Ley Provincial de Expropiación N°21 que determina que el expropiante no le puede ceder a terceros o concesionarle los derechos de expropiados.
En resumen: una obra preparada y gestionada en medio de la corrupción, que va contra las leyes existentes, que está sobrevaluada, que no tuvo evaluación de impacto ambiental ni social, y que sus efectos en nuestra geografía y en las comunidades ribereñas pueden ser irreparables.