Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 27 de Agosto de 2016

 

El CO2 como unidad de cálculo de los problemas ambientales

 

 

La amiga Silvia Ribeiro, investigadora del grupo ETC de México nos tiene acostumbrados a reflexiones que nos dejan una ventana abierta a la comprensión de procesos, más que de datos.
En La Jornada, de México ella publica una nota titulada: La nueva medida de todas las cosas: el carbono
Habla sobre la devastación ambiental, el capitalismo y su civilización petrolera, el modelo de producción y consumo y la larga saga de problemas ambientales graves, con desiguales impactos sociales, y advierte que el cambio climático es uno de los principales. Pero – señala- no son causados por toda la humanidad.
Y para sostener esta absurda injusticia social y ambiental, usan, entre otras armas, la guerra conceptual: Inventar conceptos que oculten las causas de lo que sucede, desviando la atención de la necesidad de cambios profundos y de paso, hacer nuevos negocios a partir de las crisis.
Camila Moreno, Daniel Speich y Lili Fuhr, han editado un ensayo llamado La métrica del carbono: ¿el CO2 como medida de todas las cosas?
Adonde exponen que en medio de todas las crisis ambientales que hay, se enfoca casi solamente el cambio climático –que Nicholas Stern llamó la mayor falla de mercado- y se posiciona a las unidades de dióxido de carbono como unidad de medida para definir el problema.
Por defecto, los otros temas quedan relegados, y solo hay que contar las emisiones a la atmósfera.
En ese trabajo no se niega que el cambio climático sea grave, pero ¿por qué medirlo todo desde ahí? No hay una degradación de suelos pavorosa? Una pérdida de biodiversidad imposible de echar atrás? Acaso el agua dulce no está siendo un bien escaso?
Ellos entienden que la forma en que encaramos un problema, determina qué tipo de soluciones vamos a ofrecer.
Y si bien (siguiendo con la lógica del sistema que reduce todo a cuánto carbono emites) es verdad que la mayoría viene del campo de la energía, también viene del sistema alimentario agroindustrial y del crecimiento urbano.
Pero se oculta que existen alternativas reales, como que 70 por ciento de la humanidad se alimenta de agricultura campesina y agreocológica, pescadores artesanales y huertas urbanas. Y precisamente no son los que emiten gases de efecto invernadero.
Pero las propuestas dominantes vienen en vez de eso, con mercados de carbono, altas tecnologías, captura de CO2, bonos verdes, pagos por servicios ambientales! Justificar la destrucción en un lugar, mientras en otro otros se compensen pagando! Son bonos, herramientas financieras del mundo de la especulación.
Entonces, si todo se mide en unidades de CO2, se diluye si se trata de gases emitidos por una trasnacional minera que está arruinando regiones, o si es la cocinita de la señora que quema ramitas para cocinar.
Se comprende? Esta nueva moneda de cambio, lo justifica todo, lo oculta todo, y como siempre, deja ganancias para quienes causan los más grandes problemas ambientales.