Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 31 de Marzo de 2018

 

Inglaterra se declara en emergencia por contaminación del aire

 

 

Hace pocos días, el gobierno británico fue acusado de descuidar la salud de los ciudadanos por no tomar las medidas necesarias para reducir los niveles de contaminación en el aire. Y ha tomado una decisión drástica: activó el estado de emergencia nacional de salud en Reino Unido.
Fueron las comisiones de Salud, ambiente y asuntos rurales, la auditoría ambiental, la de salud y cuidado social, y la de transporte las que avisaron que era inaceptable la situación tóxica que viven los ciudadanos en las calles.
Los cuatro comités parlamentarios tildaron de escandalosos los niveles de envenenamiento del aire, ya que unos 40.000 casos de muertes tempranas se asocian directamente a la contaminación del aire, y además, le cuestan al gobierno cada año mucho dinero.
Reino Unido debería de haber conseguido disminuir la contaminación en el 2010, pero nunca ha alcanzado su objetivo, por lo cual le han exigido a las grandes empresas automovilísticas que contribuyan económicamente a un fondo que apoye la causa para compensar adecuadamente los costes en salud que provoca la contaminación por los motores de los automóviles.
La próxima semana vamos a escuchar una nota que reafirma este temor inglés, y que nos hace pensar en lo mal que estamos como humanidad:
El Instituto de Salud Global de Barcelona ha comprobado de modo fehaciente y concreto (esto es, científicamente “causa-efecto”) que la exposición a la contaminación atmosférica en el embarazo se asocia con alteraciones en el cerebro en niños y niñas: anomalías cerebrales que pueden contribuir a una reducción en la capacidad cognitiva de niños y niñas en edad escolar.
Esperable, sí, pero lo que más asusta es que demuestra que los niveles de contaminación asociados a estas alteraciones cerebrales, están dentro de los valores considerados como seguros en Europa!
¡Seguros! ¿Se entiende? No a habían dicho que podíamos respirar tranquilos, que todos esos niveles de diferentes sustancias y particulados, estaban bajo niveles seguros. ¡Igualito que los límites máximos permisibles de pesticidas en las verduras! Igualísimo…
La investigación mostró por primera vez, además, una relación entre la exposición a la contaminación atmosférica y dificultades en el control inhibidor. ¿Qué es el control inhibidor? la habilidad que tenemos de autocontrolarnos, de frenar el comportamiento impulsivo. Imagine que se encuentra con alguien a quien no deseaba ver. No va y le dice “hola, qué espanto haberte encontrado de casualidad. No quiero hablar con vos”. Sino que se activa ese mecanismo inhibitorio y usted le dice “oh, qué coincidencia. Mira, estoy muy apurada, ¿hablamos otro día, por favor?”.
O si alguien le ofende, no va usted y le pega con un palo. Ese mecanismo se activa y usted le responde o le explica que se siente ofendido.
O sea, esta contaminación del aire, clasificada como permitida e inocua para la vida, resulta que produce retraso mental y encima, quita los filtros sociales.
Las personas analizadas fueron casi 800 niños y niñas de Rotterdam, Holanda, seguidos durante años, muchos a años, desde el embarazo hasta la pubertad, con resonancias magnéticas que mostraron cómo el sector del cerebro que regula estas cosas, estaba dañado. Mas delgado, menos neuronas por allí.
E insisto: la relación entre exposición a partículas finas, alteraciones estructurales del cerebro y control inhibidor se observó a pesar de que los niveles residenciales de partículas finas no excedieron los límites establecidos por la Unión Europea. En promedio, los niveles residenciales de dióxido de nitrógeno se situaron justo en el límite de seguridad.
“Por lo tanto – dicen los investigadores que escucharemos en el próximo programa- no podemos garantizar que los niveles actuales de contaminación en nuestras ciudades sean seguros”.
Inquietante, ¿no?