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Editorial del Programa ECOS del día 5 de Octubre de 2019

 

Francia se pelea por las franjas sin fumigación

 

 

Hace poco más de una semana, recibíamos la noticia de que París y otras cuatro grandes ciudades francesas anunciaron que prohibirán por decreto el uso de pesticidas en su territorio.
La Ministra de Transición Ecológica, (si, escuchó bien, Francia tiene Ministro de Transición Ecológica, si…) lo anunció junto a los alcaldes de la capital, París, y de Clermont-Ferrand, Grenoble, Lille y Nantes. Y dijeron que es más que nada simbólica esta medida, ya que el uso de pesticidas en grandes zonas urbanas está tremendamente restringido por ley.
Pero supone, dijeron abiertamente los 5 alcaldes, aumentar la presión para que el Gobierno, que acaba de lanzar una consulta popular para determinar una distancia de seguridad entre los cultivos que usen plaguicidas y zonas habitadas, actúe de forma más decidida contra estos químicos que cada vez se evidencian como un riesgo para la salud y el ambiente.
“Se trata de iniciar una acción concertada para obligar a cambiar la ley y lograr la salvaguarda del patrimonio inestimable de la biodiversidad de nuestros territorios y de la salud de nuestros ciudadanos”, explican las cinco ciudades en un comunicado conjunto.
Allá también se cuecen habas, y no de soja: Un tribunal administrativo había rechazado un decreto del alcalde de Langouët, que en mayo prohibió el glifosato y otros pesticidas a menos de 150 metros de la gente, y los jueces, dijeron que el alcalde se había excedido en sus funciones, ya que la reglamentación de los pesticidas es potestad del Ministerio de Agricultura.
Haciéndole pito catalán (o pito francés, en todo caso) a ese tribunal, este verano que termina decenas de alcaldes emitieron decretos similares, desafiando al Gobierno central.
Estas 5 ciudades de las que hablamos hoy, subrayan su “apoyo a los alcaldes que ya han emitido decretos prohibiendo el uso de productos fitosanitarios químicos”.
El Gobierno está en plena consulta para determinar un perímetro de seguridad entre los cultivos que usan pesticidas y las zonas habitadas en todo el país, aunque la medida afecta sobre todo a las comunidades rurales donde los campos colindan a menudo con las viviendas.
Pero con una ridícula propuesta de base de entre diez y cinco metros, propuesta que ha sido muy criticada por organizaciones ecologistas —y los propios alcaldes rurales — que las consideran insuficientes.
… Cosas que suceden en Francia para estas fechas.