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Editorial del Programa ECOS del día 11 de Noviembre de 2023

 

Informe del Banco Mundial critica remediación en Malargüe

 

 

¿QUÉ NOS OCULTARON SOBRE LA REMEDIACIÓN DEL SITIO URANÍFERO DE MALARGÚE? Un recorrido por el tema, junto al periodista Cristian Basualdo, se originó en el documento del Banco Mundial sobre la obra de remediación de ese sitio, y desnuda el riesgo no asumido por la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Cuando se abandonó la minería del uranio, los sitios fueron dejados a su suerte en Argentina, hasta que décadas de reclamo lograron que se establezca el PRAMU (Proyecto de Restitución Ambiental de la Minería del Uranio) para remediar los sitios abandonados. Uno solo de ellos llegó a ser “remediado”, en Malargüe, Mendoza. Pero ¿Qué sucedió allí? Este documento del Banco Mundial echa luz sobre el proceso que dentro de un manto de ocultamiento se realizó sobre ese único sitio PRAMU.
El BM dio un préstamo a Argentina para que resuelva ese problema, luego de (y cito, así como todos los argumentos presentados en este editorial, serán lectura fiel del documento del BM)
“Años de laxitud en la aplicación de la normativa ambiental y en las prácticas de gestión de la industria de extracción de uranio habían dado lugar a un legado ambiental indeseable”. “El emplazamiento de Malargüe fue elegido para el proyecto piloto de rehabilitación debido a los graves problemas locales de contaminación del agua y de los cultivos agrícolas”.
Cuál era la situación previa de Malargüe: “El proyecto no realizó una línea base de salud pública ni muestreos periódicos de la población durante su implementación para determinar los niveles de exposición a la radiación/contaminación”. Por lo cual resulta imposible saber si hay mejoras o no. El Banco concluye que se puede inferir que “el proyecto ha tenido un impacto positivo en la salud pública de la comunidad de Malargüe al controlar un legado que durante los últimos 50 años ha contaminado la tierra, el agua y el aire”.
Los informes realizados en 2006 durante la preparación del proyecto “revelaron que la exposición al radón procedente de los penachos de las colas de uranio sin tratar podía alcanzar hasta 2,5 Km. (aproximadamente el 70% de la población de la ciudad reside en un radio de 6 Km. de las colas). La población directamente expuesta al emplazamiento y a su penacho podría correr riesgo de radiación de rayos gamma y de contaminación por inhalación de Radón 222. Si un grupo hipotético residiera permanentemente en el perímetro del emplazamiento, estaría expuesto a dosis no admisibles. El BM apunta a esto ya que afirma que “en un proyecto algo similar en Zambia, por ejemplo, se descubrió que las mujeres embarazadas y sus hijos no nacidos corrían más riesgo de exposición a los contaminantes asociados a las actividades mineras que otras poblaciones locales”.
El estudio también reveló que “los sistemas de aguas subterráneas superficiales y poco profundas presentaban trazas de contaminación por uranio procedente de los residuos sin tratar
Cumplimiento ambiental: el documento señala que algunos aspectos podrían haberse gestionado mejor, a saber:
- “Los informes sobre el programa de seguimiento se entregaron al Banco un año después de que se realizaran las mediciones, lo que retrasó cualquier respuesta necesaria”;
- “El obligado acceso público a los resultados del plan de seguimiento no se produjo porque la CNEA se mostró reacia a compartir información radiológica”;
- “La CNEA informó muy tarde al Banco sobre el reclamo de un vecino que no quería que el proyecto impactara su terreno”.
“En lo que respecta a la gestión de residuos, temas ocupacionales, problemas de salud y seguridad en el sitio de Malargüe, el desempeño estuvo por debajo de los estándares, lo que provocó accidentes menores que se informaron con retraso”, señala el Banco Mundial. Y recuerda que sigue existiendo la necesidad de llevar a cabo obras de rehabilitación similares en los otros siete emplazamientos heredados”.
¿Por qué la CNEA no colocó ni coloca on line los datos de los monitoreos pasados y futuros, tratando de no mentir ni ocultar nada, para conocimiento de la sociedad? El informe del BM sugiere que “parece ser que la CNEA no considera apropiado compartir los resultados de las campañas de vigilancia radiológica con el público… y porque existe una cultura institucional arraigada en la CNEA de no compartir los datos; la CNEA quiere evitar preocupaciones debido a las críticas externas a la energía nuclear”.
La remediación de Malargüe y otros sitios incluidos en el plan de monitoreo ambiental y radiológico deberán ser monitoreados durante al menos 20 años. ¿Se hará? ¿Se harán públicos los resultados? La CNEA ha disuelto el PRAMU, ¿qué será de ellos? Siempre en torno a la energía nuclear los habitantes nos enteramos tarde, los horizontes son oscuros y por cierto desesperanzadores.