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Editorial del Programa ECOS del día 13 de Abril de 2024

 

Represas en Santa Cruz. No todo lo que brilla

 

 

“Represas de Santa Cruz: Diferencia entre el relato, las inversiones y la realidad” decía el título de una excelente nota que el amigo Juan Vernieri fue publicando en el diario El Chubut, en el cual cuenta que, en un Informe de fines del año pasado, Guillermo Tamburini y Guillermo Folguera, se ocuparon de sistematizar las falacias orquestadas por los gobiernos alrededor de una obra que ha consumido miles de millones de dólares y en una década ni siquiera puede mostrar un 50% de su ejecución. “Los autores desmitifican el relato político, las mentiras y las promesas volcadas en la opinión pública, al momento de pedir la licencia social para hacer viable el proyecto.
La Patagonia cuenta con excedentes de generación del sector hidroeléctrico a la vez que sufre deficiencias en la distribución. A nivel regional los Aprovechamientos Hidroeléctricos del Río Santa Cruz (AHRSC) no significan mejora en los suministros y a nivel nacional no hay ni diversificación ni mejora en la distribución a escala ciudadana, como dice el relato.
Por contraste a esta megaobra localizada en un espacio remoto, una verdadera diversificación y federalización, que fortalecería y otorgaría verdadera independencia al parque generador, vendría de la mano de la distribución de pequeños y medianos nodos de fuentes energéticas diversas y sustentables, cercanas a los centros de consumo y adaptadas al contexto local, de la impostergable mejora de las redes de distribución (deficientes en todo el país) y de políticas de investigación y desarrollo y de gestión y control efectivo sobre los proveedores. Los casi 7000 millones de dólares de este proyecto hubieran sido un fuerte empujón para estas políticas, dando mejores resultados y en plazos más cortos.
Dicen que favorecen las actividades recreativas, que haciendo grandes embalses se promovía la agricultura, que van a servir además de embalse de turismo y tener el propósito de riego.
En Santa cruz se encuentran, entre otros, los lagos Buenos Aires, Viedma y Argentino, tres de los mayores lagos naturales suramericanos, con paisajes de ensueño y servicios urbanos y para el turismo, como en Los Antiguos, El Chaltén o El Calafate, en las costas de cada lago respectivamente, polos turísticos nacionales e internacionales.
Al eliminar a la mitad del río, los Aprovechamientos Hidroeléctricos del Río Santa Cruz van a arrasar la cuenca hidrográfica de los lagos Viedma y Argentino, poniendo sus ecosistemas en grave riesgo y en consecuencia, al turismo, principal actividad de la cuenca.
Parece desacertado referirse a embalses de turismo en una región donde la principal riqueza es el atractivo de su exuberante naturaleza, desde los imponentes glaciares al estuario del Santa Cruz.
Esos lagos serán artificiales e inertes, en un espacio sin poblaciones cercanas y carente de servicios de cualquier tipo.
En su momento, cita Vernieri, el Presidente de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados, decía: Tengamos en cuenta que las obras hidroeléctricas son multipropósito: muchas de ellas también posibilitan proyectos de riego, de agua potable, de turismo y, en muchos casos, de regulación de caudales que pueden producir inundaciones.
Tanto por su régimen hídrico, como por la escasa población del valle, las crecidas del río Santa Cruz no se presentan como un elemento de riesgo, aunque los fuertes cambios previsibles sobre estas dos variables hacen prever conflictos en este sentido y el asentamiento de megaproyectos mal planificados pueden agravar una situación previa.
El sistema fluvial tiene un favorable grado de adaptabilidad a sus ciclos fruto de su evolución en tiempos geológicos, que sostiene al ecosistema, incluidas inundaciones y sequías. Este ecosistema, se verá seriamente afectado por la construcción de los Aprovechamientos Hidroeléctrico del Río Santa Cruz.
Se ha señalado que ante la construcción de este tipo de ingenios, incluso los diseñados para prevenir inundaciones, han generado desequilibrios hídricos mayores que los existentes antes de su presencia (McCully, 2004). En términos generales, no es concebible que la destrucción del 50% de la extensión del río pueda ser un factor positivo para su ciclo de vida. Más aún ante la evidente falta de planificación.
Por otro lado, el regadío y abastecimiento son cuestiones de primordial importancia en la región y que deben ser debidamente planificadas y no tratadas con ligereza. En Santa Cruz hay desabastecimiento de agua en algunas poblaciones y déficits estructurales para el transporte de personas o materias primas y mercancías. Con el llenado de los embalses se perderá la mejor tierra fértil de la región, que cubre el valle fluvial.
Se invertirán miles de millones de dólares en las represas sin que exista planificación estratégica en riego, turismo, multipropósito o en grandes infraestructuras básicas de otro tipo.
Y, por último, el argumento de la creación de puestos de trabajo:
En una zona en extremo despoblada se generarían dos villas temporarias pobladas por trabajadores en su inmensa mayoría varones adultos. No se construye una ciudad sino una especie de gueto obrero temporal.
Estas notas de Vernieri en el diario El Chubut me parecieron súper interesantes para ver aristas de estas represas, que, con un poco de suerte, jamás se concluirán.